La Agencia Espacial Europea (ESA) está afinando su plan para el programa European Resilience from Space (ERS), delineando un marco de €1000 millones ($1150 millones de dólares). Esta iniciativa conecta más directamente la observación de la Tierra, las telecomunicaciones y la navegación con las crecientes necesidades de defensa y seguridad de Europa.
La propuesta revisada está programada para ser aprobada por los estados miembros en el Consejo Ministerial en Bremen el 26 y 27 de noviembre. Esta iniciativa significa un cambio potencial en la forma en que la ESA ve su mandato, posicionando los sistemas espaciales para aplicaciones de doble uso y de defensa, yendo más allá de las misiones puramente civiles. También sugiere una creciente alineación entre los objetivos civiles de la ESA y los objetivos de seguridad más amplios de Europa.
El ERS es la contribución de la ESA al Earth Observation Governmental Service (EOGS), un servicio fuertemente apoyado por la Comisión Europea para proporcionar a Europa capacidades de observación de la Tierra de doble uso, adaptadas a la defensa y la seguridad. Si bien el presupuesto del EOGS no estará disponible hasta el próximo Marco Financiero Plurianual (MFF) en 2028, la ESA tiene la oportunidad de iniciar el desarrollo de su propio componente de infraestructura, el ERS, antes de la asignación de la Comisión.
El ERS se concibe como un sistema integrado que incorpora Observación de la Tierra (EO), Telecomunicaciones (COM) y PNT (posicionamiento, navegación y sincronización). El componente ERS-EO tiene como objetivo una alta reactividad, con tiempos de revisita de aproximadamente 30 minutos tanto en capacidades de radar como ópticas, para fines de doble uso. Incluirá dos elementos clave.
El primer elemento implica un mecanismo de intercambio de recursos, un sistema de "uso compartido del espacio", que permite a los estados miembros utilizar los satélites de los demás durante períodos de capacidad reducida o mayor demanda, como durante emergencias. Este enfoque ya está en práctica en Europa, con acuerdos institucionales que permiten el intercambio temporal de infraestructura espacial entre estados durante eventos como desastres naturales. El segundo elemento se centra en la integración de nuevas tecnologías alineadas con los objetivos del EOGS, como instrumentos de infrarrojo térmico de alta resolución, inteligencia artificial a bordo, computación perimetral y enlaces intersatelitales, para mejorar las capacidades de doble uso.
El programa ERS está estructurado en torno a tres presupuestos separados, cada uno correspondiente a sus componentes principales: EO, telecomunicaciones y navegación. Sin embargo, se está desarrollando una arquitectura unificada. El componente ERS-EO tiene un presupuesto asignado de 750 millones de euros, mientras que el componente ERS-NAV representa 250 millones de euros. El segmento ERS-COM consta de dos tramos de financiación, 50 millones de euros y 150 millones de euros respectivamente, ambos vinculados a IRIS² y que forman parte de los 600 millones de euros que la ESA solicitará a los estados miembros para el programa IRIS².
Laurent Jaffart, director de comunicaciones y conectividad segura de la ESA, dijo: "IRIS² será la columna vertebral de las telecomunicaciones para todas las misiones ERS-EO y ERS-NAV". El sistema gestionará la difusión de datos de los activos ERS-EO, la asignación de tareas para los satélites EO y el relevo de comunicaciones seguras para las misiones PNT, "garantizando capacidades casi en tiempo real tanto para la asignación de tareas como para la difusión", dijo Jaffart a SpaceNews.
El tramo de 50 millones de euros apoyará las actualizaciones de IRIS² para permitir que funcione como la columna vertebral de las telecomunicaciones para misiones que no son de telecomunicaciones como ERS-EO y ERS-NAV; por ejemplo, la asignación de tareas por satélite más allá de la línea de visión y la entrega de datos más rápida a los usuarios, reduciendo el ciclo desde la asignación de tareas hasta la inteligencia, explicó Jaffart. El segundo tramo de 150 millones de euros financiará las demostraciones de tecnología necesarias para lograr estas capacidades.
El alcance del respaldo nacional para el programa ERS sigue siendo incierto. El Director General de la ESA, Josef Aschbacher, señaló durante el evento de Bruselas: "Estamos negociando y discutiendo con muchos países, pero es demasiado pronto para decir cómo estas negociaciones se traducirán en suscripciones o no".
El modelo operativo también está bajo consideración. De manera similar a Copernicus, la ESA podría eventualmente transferir los activos desarrollados a la Comisión Europea. "Veo mi tarea como ESA para desarrollar la infraestructura espacial", dijo Aschbacher. "Será complejo. No será un ejercicio fácil, créanme".
La ESA planea desarrollar primero la arquitectura del sistema y la capacidad inicial, seguidas de adiciones incrementales y misiones de demostración en órbita (IOD). La agencia tiene como objetivo lanzar el primer satélite a finales de 2028, antes del inicio del próximo ciclo presupuestario de la UE. Los presupuestos se han estructurado para una implementación gradual, proporcionando a las naciones flexibilidad en sus contribuciones considerando las asignaciones de defensa existentes.
Si bien es relativamente pequeño en comparación con la solicitud de presupuesto total de la ESA de 22 mil millones de euros, el ERS representa un cambio estratégico en la postura tradicional de la agencia. Si bien la convención fundacional de la ESA especifica que sirve para "fines pacíficos", sin excluir explícitamente el trabajo relacionado con la defensa, la agencia históricamente ha evitado programas que hagan referencia explícita a la tecnología de doble uso, centrándose en cambio en misiones científicas y relacionadas con el clima. El cambiante panorama geopolítico, junto con la disminución del interés político en los problemas ambientales y climáticos, parece estar impulsando esta recalibración para mantener la relevancia para las prioridades cambiantes de los estados miembros.
Algunos programas científicos, incluidas misiones como Euclid, Gaia y el Solar Orbiter, son obligatorios, lo que requiere que todos los estados miembros contribuyan en función del PIB. Sin embargo, la verdadera maniobra estratégica reside en los programas opcionales, donde los países pueden invertir selectivamente, influyendo en qué iniciativas progresan y cuáles no. Por lo tanto, la importancia del ERS dependerá no de su tamaño de financiación inicial, sino de qué estados miembros eligen apoyarlo. Su participación reflejará tanto las prioridades nacionales como las actitudes hacia el papel cambiante de la ESA en la arquitectura de defensa de Europa, ya sea como socio en la construcción de un marco colectivo europeo de seguridad espacial o como un vehículo para avanzar en estrategias nacionales individuales.

