La NASA está investigando actualmente un problema con el sistema de propulsión eléctrica de su sonda espacial Psyche. Sin embargo, un funcionario de la NASA ha declarado que el problema no se considera actualmente una preocupación importante.
En un anuncio publicado en un sitio web de la NASA el 29 de abril, pero no ampliamente publicitado hasta el 30 de abril, la NASA informó que los propulsores eléctricos de la sonda Psyche se apagaron el 1 de abril debido a una caída de presión en la línea de propelente de xenón. La presión disminuyó de 36 libras por pulgada cuadrada (248 kilopascales) a 26 libras por pulgada cuadrada (179 kilopascales), haciendo que los propulsores dejaran de funcionar. Más detalles sobre la tasa de caída de presión y el problema específico permanecen sin revelar.
La misión Psyche, lanzada en octubre de 2023, tiene como objetivo explorar el asteroide del cinturón principal Psyche. La sonda activó sus propulsores de efecto Hall en mayo de 2024. Estos propulsores, junto con un sobrevuelo de Marte en mayo de 2026, son cruciales para su llegada prevista a Psyche en agosto de 2029.
Louise Prockter, directora de la división de ciencia planetaria de la NASA, abordó el tema en una reunión del Grupo de Análisis del Programa de Exploración de Marte el 30 de abril. Confirmó que los equipos del JPL están investigando activamente el problema: “El equipo del JPL está haciendo un gran trabajo para averiguar exactamente qué parte es el problema y qué está pasando”, dijo.
Tanto el sistema de propulsión eléctrica como el bus de la sonda fueron suministrados por Maxar Space Systems. La NASA asegura que la sonda Psyche puede navegar con seguridad hasta mediados de junio sin afectar significativamente su trayectoria. Las posibles soluciones incluyen utilizar una línea de propelente de respaldo.
Prockter comentó además: “Este tipo de cosas suceden y es por eso que incluimos redundancia en nuestras misiones. No tenemos ninguna preocupación en este momento, pero obviamente lo estamos vigilando”.
La misión Psyche, si bien se enfrenta a este reciente revés, anteriormente enfrentó desafíos de desarrollo, incluidos retrasos en las pruebas de software que pospusieron el lanzamiento de agosto de 2022 y aumentaron el costo de la misión de $1 mil millones a $1.2 mil millones. Investigaciones posteriores vincularon estos problemas a problemas institucionales más amplios en el JPL, derivados de una gran carga de trabajo y dificultades de comunicación interna.