Un cohete SpaceX Falcon 9 lanzó un satélite militar Global Positioning System (GPS) a una órbita terrestre media el 16 de diciembre de 2024. La misión, denominada Rapid Response Trailblazer-1 (RRT-1), marcó un logro significativo en la reducción del ciclo típico de planificación de la misión de dos años a menos de seis meses.
El satélite, GPS III SV-07, originalmente programado para su lanzamiento en 2025 a través de un cohete United Launch Alliance (ULA) Vulcan, fue reasignado a SpaceX. "Decidimos sacar el SV-07 del almacenamiento e intentar llevarlo a la plataforma de lanzamiento lo más rápido posible", explicó el Coronel James Horne, destacando el objetivo de la misión de demostrar la capacidad de respuesta a las necesidades del operador dentro del programa National Security Space Launch (NSSL).
El lanzamiento acelerado se debió a la incertidumbre sobre la disponibilidad del cohete Vulcan. El Coronel Horne enfatizó que esto se debía menos a los retrasos de Vulcan y más a probar la flexibilidad del programa NSSL: "Esta es una forma de demostrar a los adversarios que podemos ser receptivos."
La experiencia previa de SpaceX con los lanzamientos de GPS III resultó crucial. Walt Lauderdale, jefe de sistemas y operaciones de Falcon, señaló que "el ciclo típico de lanzamiento de SpaceX es de 24 meses", lo que convierte este rápido cambio de rumbo en un testimonio de su experiencia.
El objetivo de la misión RRT-1 iba más allá de un simple lanzamiento; pretendía demostrar la adaptabilidad de la Fuerza Espacial. "Por eso lo llamamos una misión pionera", dijo Horne. "Estamos intentando enviar un mensaje a un adversario de que si un activo GPS fuera atacado, Estados Unidos podría poner otro rápidamente."
El Coronel Andrew Menschner enfatizó la importancia de la misión para abordar posibles fallos técnicos dentro de la envejecida constelación GPS. "Estamos absolutamente interesados en cada oportunidad para actualizar la constelación", afirmó, enfatizando la mayor resistencia que proporciona un nuevo satélite.
Los desafíos logísticos incluyeron el transporte del SV-07 desde las instalaciones de Lockheed Martin en Colorado hasta Cabo Cañaveral. El huracán Helene obstaculizó el uso de aviones militares, lo que hizo necesario un transporte terrestre a través del país. "Ese fue probablemente uno de los mayores obstáculos", admitió Malik Musawwir, destacando la cuidadosa planificación y el equipo especializado utilizados para garantizar el viaje seguro del satélite.
El exitoso lanzamiento del SV-07 demuestra un salto significativo en las capacidades de respuesta rápida para activos cruciales de seguridad nacional, consolidando la capacidad de EE. UU. para reponer y reforzar rápidamente su infraestructura espacial.