El diseño del estudio comienza con la infraestructura, no solo el equipo, sino también el espacio físico. Los planos de planta, las alturas del techo, el aislamiento acústico y los sistemas ambientales afectan a la fiabilidad del estudio. En entornos corporativos y ProAV, donde el espacio es limitado, la optimización es crucial. La altura libre afecta a la iluminación y al cableado; la composición de las paredes afecta al sonido. Incluso los sistemas HVAC pueden afectar a la calidad del audio si no se planifican correctamente. Estos factores interconectados influyen en todo el proceso. Un estudio mal diseñado puede limitar la producción, crear problemas de ruido o requerir costosas reparaciones.
La planificación temprana debe centrarse en los objetivos operativos y los modelos de producción. “Una de las primeras decisiones que debe tomar es si el estudio funcionará a través de un modelo de producción in situ, en la nube o híbrido. Esa elección impulsa todos los requisitos espaciales y técnicos, como las alturas del techo, los tratamientos acústicos, la climatización, la energía, los sistemas de respaldo y la infraestructura de TI. Cada decisión, desde el aislamiento acústico hasta la iluminación, depende de ello”, dijo Todd Mason, CEO de Broadcast Management Group. El modelo de producción dicta el uso del espacio, la instalación del equipo y la integración de los sistemas.
La producción in situ es tradicional, con grabación, conmutación, gráficos y mezcla, todo in situ. Esto necesita salas de control, bastidores de equipos, energía de alta capacidad, HVAC y tratamiento acústico. Ofrece ventajas de control y cumplimiento, pero exige un espacio y un mantenimiento significativos. La producción en la nube desplaza la carga técnica a la infraestructura virtual, reduciendo las necesidades de espacio local. El estudio local se centra en la captura, con control y procesamiento remotos. Esto requiere una conexión a Internet de alto ancho de banda y coordinación con los proveedores de la nube. La producción híbrida combina ambas, ofreciendo flexibilidad pero añadiendo complejidad al diseño.
“Las limitaciones de espacio a menudo se subestiman, particularmente cuando se trata de áreas de espacio libre para estudios, altura del techo para rejillas de iluminación y aislamiento acústico adecuado”, dijo Mason. Los estudios deben equilibrar el espacio de la sala de control, las áreas frente a la cámara, las rejillas de iluminación, el aislamiento acústico y el almacenamiento. La altura del techo es crítica, ya que afecta a la iluminación y a los ángulos de la cámara. Los consultores del sector suelen recomendar un mínimo de 12 a 14 pies para estudios pequeños y medianos. “La energía redundante, el enrutamiento adecuado entre las salas y la accesibilidad para la entrega de equipos deben formar parte de las conversaciones más tempranas”, dijo Mason. También es crucial un espacio de circulación adecuado para los equipos y las áreas de talento.
El ruido externo es un problema importante. Los sistemas HVAC, el tráfico y las luces pueden afectar al audio. Los suelos flotantes, las puertas acústicas y el aislamiento pueden mitigar esto. Los sistemas de ventilación necesitan componentes de bajo ruido. El nivel de insonorización debe coincidir con las necesidades de producción. El tratamiento acústico gestiona el sonido interno. Las trampas de graves, los difusores y los paneles equilibran el campo sonoro. Las cabinas de aislamiento de micrófono pueden mejorar la consistencia del audio.
Los estudios de vídeo corporativos deben diseñarse intencionadamente. Las decisiones de infraestructura, desde la climatización hasta la altura del techo, afectan tanto a las capacidades técnicas como a la experiencia del espectador.