El desarrollo de aviones espaciales representa una inversión significativa en capacidades militares disruptivas para Europa, según el General de División Philippe Koffi, responsable estratégico de combate aéreo, terrestre y naval de la agencia de armamento francesa DGA. Hablando en la Cumbre de Defensa y Seguridad Espacial en París, enfatizó las ventajas únicas de esta tecnología. “Un avión espacial es maniobrable, reutilizable y flexible, por lo que puede entregar carga útil en órbita, recuperar activos críticos, realizar reconocimiento e intervenir contra amenazas en órbita”, declaró Koffi el 17 de septiembre.
La asociación de Dassault Aviation con la DGA para desarrollar VORTEX, un demostrador de avión espacial de cuatro metros de largo, marca un paso clave en esta iniciativa. Se espera que VORTEX, o vehículo orbital reutilizable diseñado para el transporte y la exploración, se lance en 2028 y se someterá a rigurosas pruebas, validando tecnologías cruciales como los sistemas de protección térmica. El programa, una asociación público-privada, tiene como objetivo demostrar la viabilidad técnica en lugar de establecer inmediatamente una flota francesa de aviones espaciales. Dassault y otros socios industriales compartirán los costos del programa por igual.
Las aplicaciones militares de los aviones espaciales son sustanciales, ofreciendo una ventaja significativa. “Podrían desplegar satélites, sensores e incluso armas en órbita en cuestión de horas o días y no en meses”, señaló Koffi. Su versatilidad se extiende al transporte rápido, el servicio de naves espaciales y la recuperación de activos críticos. La naturaleza impredecible de los aviones espaciales, que proporciona “alcance global en menos de 90 minutos, añadiendo incertidumbre para cualquier adversario e incluso disuasión”, también es un beneficio clave.
Koffi considera los aviones espaciales como una extensión lógica del Sistema de Combate Aéreo Futuro de Francia (FCAS), un sistema complejo que incorpora un caza de próxima generación y drones en enjambre. Para mantener la superioridad aérea, es vital “detectar, interceptar y actuar contra las amenazas que evolucionan en el espacio cercano”, a altitudes que van de 20 a 100 kilómetros, explicó Koffi. “Dentro de ese marco más amplio, el avión espacial Vortex puede ser el eslabón perdido”.