Aunque se presta mucha atención a la utilización del espacio para las tecnologías de comunicación cuántica, el despliegue de ordenadores cuánticos en órbita sigue siendo una perspectiva lejana. Simone D’Amico, director científico de EraDrive y profesor asociado de aeronáutica y astronáutica en la Stanford University, declaró en la Satellite Innovation conference el 28 de octubre: "Incluso si vemos progresos sobre el terreno, pasará mucho tiempo antes de que pueda ser un recurso informático viable para aplicaciones espaciales".
Actualmente, organizaciones globales están desarrollando y probando activamente sistemas de distribución de claves cuánticas (QKD) basados en el espacio. Estos sistemas aprovechan la mecánica cuántica para garantizar la transmisión segura de datos. Según D’Amico, "Los nodos que se comunican entre sí pueden detectar instantáneamente si alguien está manipulando la comunicación o incluso interceptándola".
SES está liderando un consorcio europeo para probar la QKD a través del satélite Eagle-1, cuyo lanzamiento está previsto para 2026. Eagle-1 tiene como objetivo mejorar la ciberseguridad de sectores como la banca, las infraestructuras esenciales y las operaciones gubernamentales mediante la transmisión de claves cuánticas. Mohammad Marashi, vicepresidente senior de futuro negocio e innovación de SES, enfatizó: "Esto ya no es teoría. Las terminales terrestres ya están siendo actualizadas y desplegadas en toda Europa para realizar las pruebas el año que viene".
El gradiómetro de gravedad cuántica, un proyecto del NASA Jet Propulsion Laboratory y NASA Goddard Space Flight Center, representa otra posible aplicación. D’Amico explicó: "Para aplicaciones en el espacio profundo, el gradiómetro de gravedad cuántica mide los campos gravitatorios con precisiones que son órdenes de magnitud superiores a lo que podemos hacer con los métodos clásicos".

