Un nuevo informe exhaustivo sugiere que Estados Unidos enfrenta un riesgo significativo de perder su ventaja estratégica en el espacio, un dominio crucial para las capacidades militares modernas. El informe insta al Congreso a tomar medidas rápidas a medida que China intensifica sus esfuerzos para dominar el espacio.

El Informe Anual al Congreso de 745 páginas de la Comisión de Revisión Económica y de Seguridad entre EE. UU. y China, de carácter bipartidista, que se publicará el 18 de noviembre, ofrece una cruda evaluación de la ambición de Beijing de convertirse en la principal potencia espacial del mundo. Establecida por el Congreso en 2000, la comisión ha estado monitoreando los avances económicos y militares de China durante años. El informe de este año destaca la velocidad, la escala y la ambición del programa espacial de China, que los funcionarios militares estadounidenses describen como "alucinante".

El Gen. Chance Saltzman de la Space Force, el jefe de operaciones espaciales de EE. UU., usó esa frase exacta en su testimonio ante la comisión, detallando la rápida expansión de los sistemas espaciales chinos diseñados para proporcionar a Beijing una ventaja competitiva tanto en tiempos de paz como en posibles escenarios de conflicto. El informe subraya la advertencia de Saltzman de que el creciente arsenal de capacidades espaciales militares de China amenaza la dependencia de Estados Unidos de los satélites para funciones esenciales como la localización de objetivos, las comunicaciones y la vigilancia, especialmente en el Pacífico Occidental, donde las vastas distancias y las fuerzas estadounidenses dispersas dependen de redes robustas.

"Los rápidos avances de China en las capacidades espaciales deberían preocupar a todos los estadounidenses", escribe la comisión. Enfatiza la profunda dependencia de la sociedad estadounidense de los servicios de satélite para diversas aplicaciones, incluida la navegación GPS, la banca, el pronóstico del tiempo y la red eléctrica. Los funcionarios de defensa sostienen que esta dependencia sigue siendo subestimada fuera de los círculos de seguridad nacional.

Un punto clave en el informe es la ventaja de China derivada de su programa espacial de doble uso. Las empresas comerciales, las empresas estatales y el ejército operan como un sistema unificado, lo que permite al Ejército Popular de Liberación integrar sin problemas los avances comerciales en aplicaciones militares. Esta ventaja es particularmente evidente en las tecnologías de contraespacio diseñadas para interrumpir o desactivar satélites. Los comandantes estadounidenses ven estas tecnologías como herramientas potenciales que China podría usar para cegar o confundir a Estados Unidos al inicio de un conflicto.

La comisión señala que Washington históricamente evitó desarrollar sistemas espaciales ofensivos para evitar acusaciones de armamentización de la órbita. Sin embargo, esta restricción está disminuyendo a medida que China trata cada vez más el espacio como un dominio de guerra. El informe destaca el marco de guerra de marzo de 2025 de la Space Force, que prioriza la superioridad espacial en la planificación de EE. UU., incluidas las operaciones ofensivas y defensivas para salvaguardar los satélites críticos.

El informe detalla los extensos avances recientes de China. Beijing ha aumentado la capacidad de lanzamiento comercial, ha desplegado las etapas iniciales de mega-constelaciones y ha establecido una red global de estaciones terrestres, todas diseñadas para un fácil doble uso. Además, China está invirtiendo en satélites de comunicación cuántica para comunicaciones seguras, aviones espaciales reutilizables, computación e IA basadas en el espacio, propulsión térmica nuclear para misiones al espacio profundo más rápidas y energía solar basada en el espacio para el potencial envío de energía a la Tierra.

La comisión estima que China ha desarrollado un ecosistema comercial dirigido por el estado en aproximadamente una década, con empresas que parecen privadas pero que se adhieren a las prioridades del gobierno. Esto proporciona a Beijing una base industrial que puede escalar rápidamente y respaldar los objetivos estratégicos. El informe describe esto como un "desafío tecnológico, económico y geoestratégico formidable para Estados Unidos".

El informe concluye que el objetivo a largo plazo de China es guiar la gobernanza espacial internacional, dar forma a los estándares globales y suplantar a Estados Unidos como la potencia espacial dominante del mundo. Para el Congreso, el mensaje es claro: quedarse atrás en el espacio debilitaría la seguridad nacional de EE. UU., disminuiría la influencia global y socavaría la fortaleza comercial estadounidense en la expansión de la economía espacial. La comisión recomienda que los legisladores aumenten la financiación de la Space Force para lograr el control espacial y la superioridad espacial. También insta al Pentágono a expandir los juegos de guerra espaciales, mejorar el modelado y la simulación de las amenazas chinas y mejorar la capacitación de los operadores en tácticas de guerra espacial.